Somos unos padres jóvenes que deseábamos tener un bebé. El Año 2012 fue especialmente duro para nosotros porque aunque me quedé embarazada (y eso nos hizo tremendamente felices), mi padre estaba sufriendo cáncer de pulmón. Ese mismo año, y tan sólo tres meses antes de que naciera nuestra hija Eva, mi padre falleció con sólo 63 años. Mi padre era el pilar de la familia, así que para mi era muy importante que hubiese conocido a mi hija, él hubiera sido el mejor abuelo del mundo sin duda alguna…
En enero nació nuestra bellísima hija, nos invadía un sentimiento agridulce: llenos de ilusión por su nacimiento y de vacío y rotos de dolor por la muerte de su abuelo. Eva llenaba todo el vacío, la gran pequeñita Eva que desde un primer momento sabíamos que era muy lista.
El primer año fue muy bien: evolucionaba normal, hasta que durante su segundo año percibimos que su comportamiento era extraño, si bien, no le dimos ninguna importancia. Fue durante la revisión llamada de “niños sanos” cuando su pediatra nos dijo que a Eva le faltaba hacer cosas propias de su edad, como mirar cuando se le llamaba por su nombre, señalar, etc… Entonces nos derivó a Atención Temprana…
Sinceramente somos unos padres que sabemos escuchar y estamos abiertos a otras opiniones, pues rápidamente hablamos en la guardería e insistimos en Atención Temprana por la Seguridad Social para que no permaneciera mucho tiempo en lista de espera y comenzara rápidamente con sus terapias. Mientras tanto, la apuntamos a un centro de atención temprana privado y estuvo dando terapias desde el principio aprovechando el tiempo al máximo.
Eva recibió terapias por primera vez en Atinfa. Allí nos dijeron que podría tener rasgos autistas, pero fue 6 meses después cuando nos comunicaron que entraba en Sidi y donde recibió el diagnóstico TEA (Trastorno del Espectro Autista).
Entonces si que recuerdo que nos sentimos muy tristes y buscábamos información por donde podíamos. La terapeuta de mi hija fue la que nos aconsejó entrar en un grupo de wassap con madres y padres de niños con trastornos similares. Ahí me ayudaron en mi primer impacto para encajar el haber recibido el diagnóstico. Mi marido y yo somos muy fuertes y valientes así que siempre estuvimos al tanto de todo para poder ayudar a nuestra hija .
A día de hoy nos dan la enhorabuena del buen trabajo que hemos hecho con nuestra hija . Ha evolucionado muchísimo en tan poco tiempo que pasa desapercibida en todos sitios debido, en gran parte, a su diagnóstico TEA de alto funcionamiento.
Hoy con casi cuatro años que tiene Eva, formamos parte de la Asociación de padres AutisMap a la que le agradezco todo el cariño y el apoyo que recibimos diariamente. Sin duda forman parte de nuestra familia en todos los aspectos y esperamos construir un mundo mejor para estos pequeños angelitos.
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