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Fuente foto: Aspergex. Principales características del síndrome de Asperger.

Este día se celebró por primera vez el 18 de febrero del año 2007 decretado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).  En dicho día se declaró el “Día Internacional del Síndrome de Asperger” para conmemorar el nacimiento de Hans Asperger, neurólogo austriaco, y descubridor de este síndrome en 1944. Sin embargo, no fue hasta 1994 en que el Síndrome de Asperger fue incluido en el Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales en su cuarta edición (DSM-IV),  englobándose dentro de los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD). Hemos observado como el criterio ha cambiado en la última edición de dicho manual (DSM-V), pasando a formar parte del Trastorno del Espectro Autista (T.E.A.). Podríamos decir, a modo de simplificación, que se encuentra en el extremo de dicho abanico o espectro, no en vano, se le conoce como un Autismo de Alto Funcionamiento. No confundir, con Altas Capacidades, vulgarmente conocidos como “superdotados”.
Las personas que padecen este síndrome suelen percibir que no encajan, que sus puntos de vista, su forma de ver el mundo es distinta a la del resto de la gente (“como si tuvieran instalado un software diferente: otro sistema operativo”). Suelen, además, verse afectados, en la interacción social, suelen encontrar dificultad en demostrar sus sentimientos, suelen adoptar conductas e intereses restrictivos. Suelen lograr mimetizarse con su entorno para intentar pasar desapercibidos o, si no lo logran, son tachados de “raros”. Muchos de ellos suelen compensar sus déficits con inteligencia, si bien, esta condición no es particular del síndrome de Asperger y no todos tienen un alto coeficiente intelectual (CI). Es habitual que convivamos con muchos Asperger (coloquialmente llamados “Aspies”) sin saberlo ya que se dan muchos casos que no son diagnosticados hasta la edad adulta o que, simplemente, no lo serán nunca.
Equipo AutisMap